martes, 5 de agosto de 2014

Hasta mañana...





Llegué y estaba ahí recostada sobre la cama, la hacía dormida, mientras me quitaba mi ropa la veía, era inevitable, llevaba puesto sólo un camisón que le llegaba a la cintura y un calzón de esos diminutos que no dejan mucho a la imaginación. Me metí a bañar, cuando salí, seguía ahí sólo que había dos copas de brandy sobre el buro, sin verme preguntó - ¿Estás cansado? - Algo - dije. - Tómate un trago, te lo acabo de preparar. - Me acerqué a tomar mi copa mientras no dejaba de ver sus nalgas, la hermosa silueta que dibuja su trasero que me vuelve loco, tomé un trago de aquella copa de torres 10 que tanto me gusta, me senté a un lado suyo y comenzó lo inevitable. Empecé a masajearle la espalda, sus hombros y su cuello, me acerqué para besar su cuello jugaba con mi lengua sobre sus clavículas de lado a lado, la erección de su piel me decía que le gustaba, yo, ya con una notable erección, me quité la toalla que era lo único que me cubría, la deje caer y me subí en ella, sentado sobre sus nalgas besaba su espalda y recorrí cada espacio de su espalda con la lengua, hasta llegar a esa zona donde la espalda pierde su nombre y deslicé mi lengua por toda la raya de su trasero, pasé por su ano hasta llegar a su vagina donde me quedé un rato besando, jugueteando con mi lengua de arriba a abajo, de un lado a otro subiendo hasta su ano y volviendo a bajar para chupar su clítoris, era ya mucha la excitación, pasó su mano así como te las ponen cuando te van a poner unas esposas y me empezó a agarrar mi miembro, estaba duro, erecto y muy lubricado, se dio vuelta, me dijo que me parara, ella se sentó en la cama y me empezó a dar sexo oral, era la locura, yo ya no aguantaba, la quería penetrar ya, le di la vuelta bruscamente, la acomodé en 4, la agaché. De su espalda, su silueta dibujaba un hermoso triángulo en donde la punta eran sus nalgas, y así sin avisar la penetré, ese grito de placer me prendió aún más, la penetré una y otra vez, cada vez más fuerte, cada vez más rápido mientras me imploraba que no me detuviera, que no se la sacara, ya no podía más, quería eyacular, hice un último esfuerzo; el cansancio y la pasión eran mucho, en eso esa sensación de cuando sabes que ella ha alcanzado el clímax, esa explosión de fluidos que es incomparable, después termine yo, ella gemía, su respiración estaba super agitada, que decir de la mía... nos quedamos acostados, yo sobre de ella con mi miembro dentro de ella, satisfechos, ahora ya podemos dormir... sabemos que por hoy ya tuvimos nuestro orgasmo. Hasta mañana.

Nestor Gabriel Batistuta

domingo, 6 de julio de 2014

Mi Vecino




Es impresionante verte llegar en tu caballo, tan guapo y con ese porte gallardo, como un príncipe que es capaz de luchar contra quien sea necesario y del modo que sea necesario por su hermosa princesa, y lo mejor, dejando mis sueños de lado. Ese príncipe que es capaz de que con tan solo verlo, me hacer sentir esa sensación tan rica de excitación. Mmmm me encanta ver como desabrochas tu camisa después de llegar del rancho, a donde asistes a cuidar tu ganado lo haces tan lento que quisiera estar ahí ayudándote a hacerlo. Te imagino de una y mil maneras, basta verte a lo lejos para que yo sienta un deseo inmenso de verte en mi cama; cierro los ojos y me imagino a tu lado haciéndome el amor con esas manos fuertes que son capaces de controlar una vaca y un toro mismo de ser necesario, y cuando los abro estás ahí viéndome, sonriendo, dirigiéndome esa sonrisa que me encanta, me ruborizo, temo que leas mis pensamientos y descubras lo mucho que me excitas... 

Y llegó ese día tan esperado, estabas ahí en tu casa, tan guapo como siempre, con esa camisa que me encanta, cómo hace que te vea con esos jeans que hacen ver tus piernas 'mmmm riquísimas', pues con ese nerviosismo lógico mio, llegué a buscar a tu hermana y me invitaste a pasar, yo me sentía muy nerviosa y temerosa, con un cosquilleo muy especial en mi entrepierna. Cuando saliste tú, me sentí un poco no, un mucho afortunada; me dijiste 'pasa, mi hermana salió un momento y pronto regresará. Espérala en la sala si gustas', afirmé, mas con alegría de que no estuviera, porque tendría la oportunidad de dirigirte la palabra, cosa que aun no hacía al ingresar a la sala. Venías detrás de mí y sin decir nada me abrazaste por la espalda, pegándome tu cuerpo que solo veía de afuera, y al sentir tu hombría me sentí tan excitada que nada me importó. Esos brazos fuertes estaban ahí conmigo 'mmm', rodeando mi cuerpo me volteaste hasta quedar frente a frente, me levantaste y pegaste a la pared, yo en ese momento deseaba todo de ti. Comenzaste a besarme tan deliciosamente, hurgando mi boca con tu lengua y con una mano acariciabas mi cuerpo, recorriéndolo completamente, yo correspondía a tus besos y caricias, haciendo lo mismo, tocando todo tu cuerpo entregándome a la pasión que por tanto tiempo había reservado para ese momento. Llevaste tus dedos hasta llegar a mi vagina, hurgaste mi intimidad que te esperaba anhelante, deseosa de sentirte, 'mmmmm' podía sentir tu virilidad tan grande y deliciosa; de pronto me bajaste de tus brazos, depositándome en el sillón, era tan delicioso el temor de que alguien llegara a entrar a la sala, eso me excitaba más. Al depositarme en el sofá, fuiste bajando tus labios, primero a mi cuello al mismo tiempo que con una mano dejabas al descubierto mis pechos erguidos y esperándote ansiosamente, con la otra mano seguías hurgando mi intimidad que ya amenazaba con tener un orgasmo delicioso. Gemía en tu oído y eso te ponía mas excitado aun. Fuiste bajando tu boca a mis pezones y 'mmm' jugaste con ellos muy delicioso, al seguir bajando por mi vientre, tu lengua, llegaste a mi intimidad que te esperaba ansiosa y muy mojada, gozando inmensamente con tus dedos, logrando un orgasmo 'mmmmm' riquísimo, fue tan delicioso cuando posaste tus labios, bebiéndote mis jugos 'sí, sí, sí, sí. Así, bebéte todo, es por ti y para ti', me tenías tan caliente que yo deseaba que me poseyeras, te decía 'ya dame tu pene delicioso, antes de que llegue alguien', hiciste que me pusiera a gatas y me lo diste todo de una sola estocada, era delicioso y tan grande, yo te regalaba mis gemidos, tú me agarrabas de la cintura y aumentabas el ritmo. Yo gozaba al máximo, pensaba que si venia alguien nos podría ver y temía que fuera tu mujer, eso me hacia chorrear deliciosamente. 'Así, dame más, todo, gozame'. Lograste hacerme derramar nuevamente, pero ahora hasta tú lo hiciste conmigo, fue un placer inenarrable. Nos arreglamos las ropas porque escuchamos que alguien estaba en la puerta, te retiraste y yo me quedé sola, satisfecha y con mas deseos, muchos más, de que se volviera a repetir esa rica cogida, claro no acordamos nada pero esperamos el momento de que vuelva a pasar y solo nos queda sonreír, vernos y ser cómplices de un secreto riquísimo, disimulando delante de mi marido y tu mujer. 'Mmmmm' soñando con el momento que nos espera sin compromisos ni juramentos que es lo mejor... definitivamente lo prohibido es lo mas sabroso :) 

Rocio Sanchez Ruvalcaba




lunes, 23 de junio de 2014

(P. N.) Publicaciones I





No podía soportar un segundo más, llevaba muchos días sin saciar mi hambre de su cuerpo, sin calmar la sed de mi lengua por su piel. Hace días no estaba en contacto con ella, no porque no quisiera sino por impedimentos. Hoy era distinto, luego de tantos días de extrañarla y desearla, por fin la iba a ver. Preparé un ambiente especial, una cena preparada por mí (aunque no soy muy buen cocinero) y un ambiente adornado por velas. La luz tenue y nuestros juegos de caricias y besos nos condujeron a desnudarnos incluso antes de terminar de cenar. Las copas de vino aportaban un excelente ánimo en ambos. Mis ganas crecían al igual que mi erección... besaba sus pezones, los chupaba y mordía mientras mis manos apretaban sus nalgas, afffff necesitaba comérmela sin que sobrará una sola pieza. Los besos que compartíamos eran una mezcla de cariño inmenso y de excitación desbordada, me encanta el sabor de su boca, su lengua, su piel... descendí con besos por su vientre, pase por su ombligo hasta llegar a su vagina. Besé sus labios, los probé con ansías descontroladas, mi lengua la llevo a la locura. En ese punto no aguantaba más, me acomodé y se la metí y empezamos a hacerlo rápido, duro y apasionadamente. Tome sus caderas con mis manos para poder arremeter con mayor deseo. El sonido de nuestras pieles chocando era más excitante aún, y aumentaba más el placer el escuchar el sonido de su humedad y la mía rozando nuestros sexos al entrar y salir de ella. Al borde de explotar arqueo su espalda hacia arriba y soltó un gemido que se podía confundir entre el dolor y el placer de una manera única, unos segundos después eyaculaba como nunca lleno de placer dentro de ella. Ufff, el sudor, el calor, los sonidos... el placer. Todo en una mezcla grandiosa que nos daba inicio a nuestra noche.

- Oscar - 

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Esa tarde le pedí que me acompañara a comprar unas cosas al centro comercial, por supuesto que él aceptó. En el camino íbamos bromeando, casi siempre lo hacemos, me tocaba en partes que me provocaba y me decía - Te toco donde sea y cuando sea - con esa mirada tan provocativa; al llegar al centro comercial, nos metimos en una venta de ropa, me llamó mucho la atención un vestido y pedí para probarlo, mientras empezaba a quitar mi ropa, él se asoma y me mira con unas ganas de comerme, mordiendo su labio - Uffff - le decía - Papi, no me provoques - Él con su mirada picarona se acercó a mi oído y susurrando me dijo - Te recuerdo que te provoco donde yo quiera - Eso me excitó demasiado, así que sin perder tiempo, se bajó su jean y su bóxer y me lo metió desde atrás - Affff - yo aguantaba esas ganas de gritar, me lo hizo bien rico, bien duro así como a mí me gusta, en ese momento no nos importaba si nos pillaban, solo importaba llenarnos de placer, me encanta cuando me domina, me lleva al cielo, me hace temblar, solo él sabe hacerlo, solo él… esa tarde fue deliciosa, tener sexo en ese probador me excitó… llegamos al clímax juntos… luego nos fuimos de esa tienda agarrados de la mano, con una sonrisa placentera, Guardando ese secreto en el probador… 
::Sofía::

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Una tarde típica. Nos encontrábamos solos en el apartamento viendo películas, por unos minutos me distraje mirándolo, sonreía al hacerlo, allí me perdí un buen rato, solo me importaba mirarlo y pensar en que nunca quisiera perderlo, nunca. De repente, él volteo hacía mí y me dijo en forma bromista - ¿Qué tanto me miras? ¿Acaso te gusto? - Le respondí rápidamente -¿Algún problema con eso? - ya sabía lo que me esperaba al responder así, sonreímos juntos, mientras sonreía me decía - ¿Sabes lo que le pasa a las niñas contestonas? - respondiendo, le dije: - Lo sé perfectamente, así que no pierdas tiempo - Allí empezaba nuestro juego de placer, con caricias prohibidas, con besos que despiertan y estremecen nuestros cuerpos, acercándose a mi oído me susurro - Te lo voy hacer muy duro por contestona, te va a doler... pero te encantará sentir ese dolor, te haré estallar, te haré mía - Al decirme eso, mi respiración aumentó, mi excitación más, le tomé su mano y la guié a esa parte donde quería que me tocara, allí empezó a darme muy rico, muy fuerte, con muchas ganas, solo se escuchaban gemidos y el sonido de su mano en mi clítoris, me dio tan duro y rápido, que en minutos me hizo sentir en el paraíso, a pesar de estar muy débil, él siguió tocándome, fue bajando con besos desde mi pecho hasta mi vagina, y empezó a besarla como si de mi boca se tratase - Mmmm - delicioso sentir su lengua moviéndola muy rico en mi clítoris, las ganas de él aumentaron mucho y se quitó su bóxer y volteándome me lo metió muy rico por atrás, me dio con todas sus fuerzas, me tomó mi cabello fuerte y no paraba de darme, haciéndome estallar otra vez y en minutos llegó dentro de mí. Lo que paso el resto de la tarde, solo quedo como secreto entre nuestras sabanas… 

::Sofía::

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No aguantaba más las ganas, el calor en mis genitales y todo mi cuerpo caliente desbordaban deseo en mí. Nos habíamos distanciado desde hace algunas semanas, permitimos que pequeñas diferencias se hicieran grandes abismos entre nosotros. El Amor que siento por ella es más grande que nuestras bobadas, desde hacía días ya, cambié mi actitud y volví a demostrarle cuanto la amaba, pero este día en especial ya no podía soportar tanto ardor, tantas ganas de hacerla mía... 

Me acerqué por detrás y rodeé su cintura con mis brazos mientras mis labios besaban su cuello - ¿Qué haces? - me preguntaba algo sorprendida y conmocionada por un escalofrío que encendía poco a poco su piel - Shhh, no hables - Contesté. Mis manos subieron por el interior de su blusa y transmitían mi calor a su vientre, luego subieron un poco más provocando que sus pezones endurecieran, para mi gran placer no traía sostén puesto, los roce con las yemas de mis dedos y luego con mis manos apreté sus senos. Un ligero soplo de aire caliente exhalado desde mi pecho a través de mi nariz en su oreja, sus ojos se cerraron y su deseo estallo. Nos desnudamos por completo con rapidez y ansías, nos tocamos, nos besamos, nos sentimos... así, estando detrás de ella, tomó mi miembro con su mano izquierda y lo colocó en su centro de deseo, entrando en ella con gran placer para ambos, me dediqué a meterlo y sacarlo a velocidad, jadeábamos sudando, una de mis manos liberó su cadera para tocar su clítoris, sin detener mis embestidas. - ¡Más Amor, más duro! - me rogó gimiendo. Su tibio interior con el sonido de su ruego me descontrolaron, la masturbé y penetré con más ahínco llevándonos al clímax al mismo tiempo. El placer fue increíblemente inmenso... nos quedamos así abrazados, sudando con la respiración totalmente agitada, su mano izquierda acariciaba mi pelo mientras su orgasmo finalizaba tras más de medio minuto 

- Te Amo - escapó de nuestras bocas sedientas ahora de besos.

- Oscar –

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Sábado, lluvia y ambiente frío llenaban el día. Pero su ánimo, a diferencia del clima, se encontraba caliente, calcinando su razón. Me miró con unas ganas infinitas que rogaban por ser saciadas, mientras mordía su labio inferior. Acercándose a mí con movimientos casi felinos, me susurró al oído que desde que despertó tenía muchísimas ganas. Me contó, entre mordiscos que proporcionaba a mi oreja izquierda y caricias a mi espalda y cabello que incendiaban de deseo mi cuerpo - Estaba recordando lo de hace algunos días y me excité muchísimo, tengo muchas ganas, papi. - Inmediatamente mi pantalón se abultó y ella se pegó a mí completamente para sentir mi erección. Estaba hambrienta de placer, el calor en su entrepierna, el cosquilleo en su vientre y los escalofríos que la recorrían me dominaron. Nos desnudamos con rapidez, nos tocamos y acariciamos. Besábamos nuestras bocas salvajemente, como si de ello dependiera nuestra existencia, la danza de nuestras lenguas incitaba más y más cada vez. La toqué y se encontraba húmeda, 'mojadita' como me fascina tanto. Cuando quitamos nuestras últimas prendas, nos acoplamos, penetrándola con ansías y fuerza. La levanté de la silla en la que estaba y la puse contra una ventana, abrió sus piernas para permitirme entrar hasta lo más profundo de sí misma y puso una de ellas en mi hombro, lo disfrutamos de una manera irrepetible. Explotamos en placer, contracciones y sudor con simples segundos de diferencia. Jadeábamos y sonreíamos... pero seguíamos con ganas de más...

- Oscar-

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La noche de nuestro aniversario. Luego de un día muy especial lleno de detalles, canciones, bromas y mucha pasión, entré al apartamento mucho más enamorado de ella que antes, hablamos durante un tiempo de nuestro día y de las fantasías que realizamos y llevamos a cabo temprano, el placer del cual disfrutamos fue inmenso. Hablamos por un corto tiempo antes de notar que ella estaba muy excitada nuevamente, tanto, que en pocas palabras me pidió que la devorará, que lo necesitaba otra vez. Entendí y me encantó lo excitada que estaba pero solo hasta después fue que pude ver que era demasiado. Despertó en mí a aquella bestia que le encanta verla disfrutar, inicié con un beso apasionado, introduciendo mi lengua en su boca a lo cual correspondió con caricias desesperadas que me acercaban sin dejar un solo espacio entre su cuerpo y el mío. Mi mano hambrienta de saciar su deseo, descendía por sus senos y su vientre hasta llegar a su sexo, el cual acaricié sobre su ropa interior, habiendo introducido mi mano en su short que le quedaba tan provocativo, tan sexy... fue un placer inmenso para mí descubrir que no mentía lo excitada que estaba, un temblor recorrió su cuerpo entero y un gemido fue ahogado en su boca, añadiendo que su ropa interior ya estaba húmeda. Mi mirada en su rostro llena de deseo la incitaba aún más, mientras que mis hábiles manos la desnudaban lo suficiente para complacerla. Mi boca y mis dedos entraron al juego. Tan solo tomo un par de minutos y su orgasmo la conmocionaba como un volcán en erupción, salvaje y sin control. Fue increíble, nunca la había visto llegar tan rápido, fue en exceso placentero para ambos. No me detuve, ella quería que siguiera, quería más y así lo hicimos, el siguiente orgasmo tomo muy poco tiempo también. Estaba maravillado y muy excitado por lo excitada que la vi y lo rápido que disfrutó, me fascinó por completo, sellamos el día con un beso y mostrándonos cuanto nos amamos. 

- Oscar -

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Ya no podía aguantar más las ganas de ella, llevaba demasiados días sin poder saciarlas. La vi salir luego de tomar una ducha y ponerse unas prendas, traté de controlar el ímpetu que me dominaba para que la hiciera mía. Me acerque por atrás tomando su cuello con una de mis manos y la otra pasándola sobre su vientre, ambas con una fuerte presión, mas sin lastimar. No podía contenerme más, le susurré al oído casi entre dientes - Tengo demasiadas ganas, mami. - Mi erección era imposible de ocultar y pudo sentirla en su cola. La sorpresa mezclada con mi forma de actuar y las sensaciones que le provoqué, dieron inicio a varios cambios en su cuerpo... comencé a besar y chupar su cuello y su oreja, mi mano en su cuello la sujetaba para que no lograra separarse, cosa que tampoco quería hacer en este momento, la otra bajó curiosa hasta su entrepierna masajeando por encima de la ropa. Sus pezones endurecieron y al no vestir sostén se marcaron en su ropa, aafff eso me descontroló completamente al verlo, mis manos hábiles incendiaban su cuerpo de deseos, de placer, estuvimos un tiempo así hasta que, quien no podía más era ella. Rodeó mi cuello con uno de sus brazos, sujetando mi nuca con su mano para besarme apasionadamente, el sudor se presenta provocativo e insinuante con el calor de nuestros cuerpos animalizados. Arranqué su ropa y la lancé lejos, ella destrozó las prendas que yo vestía, tomó mi miembro en sus manos y con su boca incomparable me deshizo. Tras varios segundos correspondí con mi boca y mis dedos en su sexo glorioso. Parecíamos dos fieras indomables, nos acomodamos acoplándonos, se lo hacía como un animal insaciable, duro y placenteramente desquiciante... Necesito más. 

- Oscar -

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Previamente ya habíamos estado preparando el ambiente en la tarde, ambos teníamos muchas ganas... cuando regresé al dormitorio, la vi con ese short corto, y una blusa escotada, al verla así, el deseo me hizo sentir de una forma especial, entonces comencé nuestro juego - ¿Qué haces aquí tan sola, Caperucita? - le dije en voz baja y con mi rostro lascivo. Acercándome a la cama en la que estaba. Comprendió el juego en el instante y participo también - Tan solo pasaba por aquí, señor lobo - Respondió con voz suave, mirada traviesa y ocultando una sonrisa deseosa. Tomándola con mis manos la arrodillé en la cama mientras yo seguía de pie en el suelo frente a ella. Mis manos hambrientas de su cuerpo comenzaron a acariciar su cuerpo por encima de la ropa, fuertemente, y mientras parafraseábamos las líneas de la historia combinándolas con nuestro juego, nos excitábamos y provocábamos más. Quité la blusa de su cuerpo sacándola por encima, haciéndola levantar sus brazos, no tenía sostén así que mi boca se ensañó con sus pezones, llenándolos de besos y chupones, mis manos inquietas entraron donde querían, hasta su entre pierna por dentro de la ropa, mis dedos y sus movimientos la enloquecieron. Quité lo que quedaba de sus prendas y ella desvistió las mías. La acomodé sobre sus rodillas y sobre sus manos encima de la cama, me puse atrás de ella y con mi boca la llene de placer durante unos minutos, cuando estaba en el máximo esplendor de su placer, la penetré desde atrás, sus gemidos y mi pasión se mezclaron. La embestía con fuerza y rapidez mientras que una de mis manos apretaba uno de sus senos y la otra acariciaba su clítoris, hasta que tuvo uno de los orgasmos más deliciosos que experimentó en su vida, ahogando un grito para no ser escuchada fuera de nuestro lugar, unos cuantos segundos después mientras aún seguía delirando de placer, mi cuerpo entero se estremeció llegando dentro de ella. Sudados, jadeando y complacidos, mezclamos nuestra realidad y la fantasía de la forma en que solo nosotros podíamos... un beso concluía el momento que daría inicio a otros más esa misma noche. 

- Oscar -

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Era mañana de domingo, teníamos que salir y ya estábamos listos, pero ella no quería ir, intente hacer que se levantara de aquella cama en donde caprichosamente se había vuelto acostar. Después de insistir durante unos minutos y verla seria diciendo que ya no quería ir, pensé en algo más... le dije - Si vas conmigo haré algo que te encanta - la condicioné. Me miro pensando en que iba a hacer yo, y sonrío mientras su vientre empezaba a llenarse de ganas, con su cabeza asintió mientras su sonrisa ahora se convertía ahora en un labio inferior mordido por sí misma. La tomé por los tobillos mientras me arrodillaba frente a ella y levantaba su vestido... explotó. No recuerdo otro domingo en donde saliera tan sonriente...

- Oscar -

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En la llamada me decía que quería verme, que se sentía algo aburrida, un poco triste. Por supuesto siempre estoy para ella. Me encontraba esperándola mientras arreglaba un poco mi desorden. Entró y en su rostro noté que no mentía. La abracé y nos quedamos así bastante tiempo, luego nos acostamos un rato en el sofá abrazados. Su ánimo dio un giro y me besó, lentamente al principio luego con más pasión, me provocó mucho y ella pudo sentirlo, se separó de mi rostro un poco y sonrió de manera coqueta, mi sonrisa se dibujó en mi rostro de inmediato... pero no quería presionarla si aún se sentía triste (aunque ganas no me faltaban), me levanté para servirnos algo de tomar y tal vez así calmarme un poco, pero ella se levantó después que lo hice y me siguió, jalándome de una mano me atrajo de nuevo hacia ella, nos besamos con mucho deseo, bajé con mordiscos suaves por su mentón. Mis manos masajeaban sutilmente su cintura, con ambas manos tomó mi rostro y lo bajó por su cuello para que lo mordisqueara y besara de igual manera, que la excitaba de manera única. Tomo una de mis manos y la dirigió hasta su sexo, sin dudar la introduje por su interior hasta sentirla directamente, comenzó a jadear ligeramente... nos quitamos la ropa suficiente para dejarnos llevar y olvidar cualquier aburrimiento. Ambos llegamos juntos al clímax de una manera riquísima.

- Oscar -

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‘‘Querido Diario: SOY UNA DESMEMORIADA POR CONVENIENCIA…
Esta mañana desperté muy tempranito para asistir a una de las festividades de un pueblillo que formó parte de mi adolescencia, hermosa tierra donde se respira un olorcito a caña quemadita, jugosita lista para deleitar el paladar… al llegar todo era perfecto y más aún cuando vi venir hacia mí un muchacho que al acercarse me dijo: ‘‘¡Hola! ¿Me recuerdas?’’ Yo respondí ‘‘No’’ con voz altanera, y me susurró al oído "Ya me recordarás..." Con voz firme que me hizo temblar hasta el alma, despertando todas mis inquietudes que habían estado ancladas por mucho tiempo, me mordía los labios de solo escucharlo, pero aun así no sabía de quien se trataba. Bueno, seguí mi camino. Ya llegado el medio día empezó la fiesta de carnavales, donde participaba todo el pueblo, yo decidí ir al río a recordar viejos tiempos, al llegar allí no pude contenerme, me desvestí lo más rápido que pude para sentir la frialdad de las aguas y apagar el fuego que tenía ardiendo en mí, después de aquel susurro. Cuando di media vuelta ¡Oh no! estaba allí parado frente a mí, aquel muchacho de la voz excitante, ‘‘Al fin te encontré’’ me dijo sonriendo... no podía creerlo, mi cuerpo temblaba y mi voz se redujo a su minina expresión que solo alcance a decir ‘‘Ahh...’’ no sabía si estaba paralizada, embobada, mirando solo sus labios, sus manos, su cuerpo, nada en mí reaccionaba, me encontraba perdida en deseos y él lo sabía muy bien. Sonrió y empezó a acercarse y con cada paso sacaba de su cuerpo una prenda y eso me delata aún más, me tomó de la cintura, sonrió y empezó a besarme... yo solo dije ‘‘No, no, detente’’ aunque por dentro decía ‘no pares, ¿qué esperas? Tómame, bésame acaríciame, apriétame’. Parecía un animal en celo, le brillaban los ojos de lujuria, no creí que me besara tan tierno, me hizo llegar hasta la luna. Fue acariciando cada parte de mi cuerpo, me besaba, me excitaba con mayor furia. Bailaban sobre mis blancos pechos sus dedos, su lengua se deleitaba de manera abrupta y yo no podía poner freno a sus caricias, a sus besos, era verdad yo lo disfrutaba y lo quería por completo. Besó mi cuello mientras acariciaba y pellizcaba mis pezones, que ya duritos, reclamaban su derroche, sus caricias y el bulto de su miembro me volvieron loca de deseo. Desabroché su pantalón y su bóxer apareció ante mí con su sorpresa que deseaba sentir en mi mano, boca y resto de mi cuerpo. Él ya me estaba haciendo gemir, deslizando sus dedos bajó mi tanga y frotando mi vulva que estaba empapada. Yo respondí a sus caricias deslizándome bajo su ropa interior. Agarré su sexo por la base y lo masturbé sorprendida por su tamaño y grosor. Me bajó la tanga hasta medio muslo y me la clavó hasta el fondo. La fuerza de sus brazos me sostenían a unos centímetros del suelo mientras me embestía llenándome por completo, tal y como lo había imaginado muchas veces que me tomarían… me corrí muy rápido pero él no cesaba en su vaivén frenético. Las paredes de mi vagina apresaban la presa con fuerza, pero el bombeo no cesaba y a cada golpe de sus caderas su estaca entraba y salía casi por completo. Me apoyé en sus hombros clavando mis uñas y tratando de no caerme con tanto golpe y presión que me daba. Me iba a correr de nuevo y esta vez él lo haría conmigo. Exploté en un divino orgasmo al tiempo que notaba su leche manando en mi interior, cayendo por mis muslos. Quedé en trance unos segundos con su aparato aún en mi interior. Cuando me bajó al suelo caí a sus pies de rodillas y me la metí en la boca, limpiando cada gotita que caía de su glande y lamiéndola un buen rato. Me agarró la cabeza al ver que no paraba. Me encantó su sabor y sentirme dominada de esa forma... así que no me detuve hasta que se corrió de nuevo en mi boca. Estaba exhausta, el cansancio me invadía, él me tomó en sus brazos, me llenó de caricias, de besos y se despidió diciéndome creo que aún no me recuerdas. La verdad no lo recuerdo pero desde hoy me propuse buscar nuevas pistas para recordarlo y te las iré escribiendo en tus paginas mi querido diario…” 

 Saby

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Me acerco a ti con ganas de comerte por completo. Te susurro al oído:
- Princesa, en este momento quiero arrancarte la ropa, aquí mismo en donde estás, y hacerte mía. Agarrarte por el cabello para darte un beso francés apasionado que te provoque excitación - cuando así suceda mi otra mano la pasaré por tu cintura deslizando mis dedos hasta tu cadera, luego sigue su camino hasta tus nalgas, las cuales quiero apretar sin dejar de besarte. Así mismo de pie, me pararé detrás de ti, acariciaré tus senos pasando las puntas de mis dedos rozando tus pezones, subiendo mis índices por el centro de tu pecho hacia tu cuello. Con una de mis manos dibujaré tu boca, al mismo tiempo que la otra baja hasta tu vientre y lo llena de caricias tibias que producen cosquilleo en tu entrepierna. Un sonido producido por tanto que te deseo expresa mi boca - Afff - Ese aire en tu cuello y el sonido en tu oído te excitan mucho más. Mi mano desciende hasta tu sexo y siente esa humedad caliente que tanto me encanta. Te la acaricio lento pero muy rico, aquella mano que dibuja tus labios la uso para tomar tu mentón y voltear tu rostro hacia mí, besándote nuevamente. Mis caricias aumentan de velocidad junto con tu respiración, agarras fuerte aquella mano y tu cadera me empuja dentro de ti, desnudas las pocas prendas que quedan en mí, con dificultad por la posición, tomas mi miembro y me introduces en ti produciéndonos placer inigualable e indescriptible. Lo hacemos con frenesí, hambrientos de placer. Estás 'mojadita', eso me enloquece. Aquella mano inquieta sigue sus caricias en tu clítoris mientras que la otra juguetona aprieta tus senos. Juntos llegamos al clímax. Es único. Esta mezcla deliciosa, un cóctel único que solo tú y yo sabemos preparar.

- Oscar -

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Me encantaba la forma en que se excitaba cuando yo la provocaba, solo yo sabía decir las palabras correctas, los gestos y momentos perfectos para elevarla a un estado único.

Esa noche tras varios meses juntos, quería complacerla y como siempre brindarle un orgasmo maravillosamente placentero. La besé y le recordé cuanto la amaba. Le susurraba lo que quería hacerle muy cerca de su oído, (el viento de mi voz en su oreja y cuello, la enloquecían) Acaricié sus senos por encima de su ropa, allí quedo en silencio y su sonrisa paso a ser un rostro serio, no porque no le gustara, sino por el placer que le estaba provocando. Levanté su falda y luego por dentro de su ropa interior introduje mi mano. Un gemido escapó de sus labios provocándome en gran manera. Mis dedos comenzaron a acariciar su clítoris, lentamente, luego sus labios, la besé nuevamente mientras mis caricias seguían elevándola al paraíso. Tras unos minutos me concentré solo en esa parte que la enloquecía hasta que explotó... los sonidos que hacía eran increíbles. No me detuve, seguí acariciándola allí unos segundos más, a pesar que sabía lo sensible que quedaba tras un orgasmo - ¡No más, papi! ¡No aguanto! - me dijo con voz jadeante, yo sabía que lo decía porque el placer era tan intenso que sobrepasaba su capacidad. - Solo un momento más, mami - Le respondí, mirándola. Otro orgasmo conmociono su cuerpo nuevamente. Le di un beso delicioso, a la par que detenía mis dedos de su movimiento - Te Amo - susurré...

Me encantaba complacerla.

- Oscar -

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Esa noche, ya llevábamos un buen tiempo excitándonos sin que nos vieran, bajo la mesa, y más, con manos inquietas y cuerpos deseosos. Las ganas aumentaban más y más, la sensación era exquisita. Cenamos con la familia y entre las conversaciones nuestras miradas se cruzaban en un juego incitante y provocativo en el que también participaban nuestras sonrisas. Terminamos de cenar y nos encontramos en el baño sin levantar sospechas. Un beso apasionado y nuestras manos rápidas nos ayudaron a desvestir lo suficiente para disfrutar el uno del otro. Estaba encendida, y sentí su sexo húmedo con mis dedos que preparaban el camino para la culminación. Levanté su pierna derecha mientras acoplamos nuestros cuerpos y con mucha pasión lo hicimos en aquel baño en esa noche de navidad. El sudor y las respiraciones agitadas terminaban con varios minutos gloriosos... nuestra 'noche buena' que luego continuó en nuestros dormitorios cuando la reunión familiar concluyó.

- Oscar -

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La recibí en el aeropuerto con un ramo de rosas rojas, tal y como siempre me dijo que le gustaban. Nos fundimos en un abrazo, de aquellos en los que no importa el tiempo así como tampoco nada más alrededor. El beso fue tan real... tan único.

La llevé a mi apartamento, entramos besándonos y sin soltar nuestras manos. Dejé su equipaje en la sala y cerré la puerta. Allí mismo en la sala comenzaron nuestras respiraciones a aumentar y los cuerpos a desear, la pasión incendió la habitación y nos desnudamos el uno al otro rápidamente, La acosté en el sofá mientras yo lo hacía encima de ella. Allí totalmente desnudos y con nuestros corazones acelerados, me detuve unos segundos, la mire fijo a los ojos ''¡Dios! Cuánto la amo'' posé mi frente en la de ella y sin dejar de mirarla bajé mi mano a su sexo y le acaricié, su rostro denotó placer extendiéndose por todo su ser. Me acomodé y la penetré con muchas ganas, el vaivén de nuestras caderas se confundía con los besos y caricias... repetimos varias veces esa tarde.

Luego tomé mi guitarra y le canté esa canción que tenía preparada durante tantos meses que la esperé. Sonrió y nos amamos en el silencio de las miradas, donde las caricias y los besos gritan.

- Oscar -



sábado, 10 de mayo de 2014

Recuerdos...




Allí estaba ella, sentada en un banco del parque, rodeada de gente pero sintiéndose cada vez más sola. Pensaba en él, como siempre nunca dejaba de hacerlo. Pensaba en los días pasados y felices juntos. En los paseos, las risas, los besos, las caricias…

–¡Calla de una vez, estúpido cerebro! Se decía para ella misma –Deja de pensar en él ya de una vez. ¡Ya se acabó todo! ¡Hay más vida, más hombres, más mundo!

Pero como siempre, su cabeza no le hacía caso e iba por su cuenta, no aceptando ningún tipo de órdenes que tuvieran que ver con la razón. Esta vez le dio por recordar aquel día en que al llegar a la estación y al verlo a lo lejos allí esperándola después de tanto tiempo sin verse, lo encontró más guapo que nunca. O al menos a ella, eso le parecía. Había bajado del tren decidida y a la vez emocionada por el reencuentro. Al verlo cada vez más cerca empezó a ponerse nerviosa y eso que durante el largo viaje estuvo aparentemente tranquila. Él la esperaba con su inmensa sonrisa, esa tan suya, inolvidable y tierna tal como la recordaba, con la que solía perderse durante horas embobada mirando sus fotos, sin pensar en nada más. Al llegar casi a la altura de donde se encontraba soltó su pequeña maleta y de un salto se abalanzó sobre él, colgándole sus brazos al cuello y abrazándolo con las piernas en su cintura. No pudieron evitar soltar un par de lágrimas, eran ya demasiados meses sin verse y estaban impacientes y emocionados. Se besaron como si no hubiese mañana, sus bocas se amoldaron perfectamente la una a la otra en un beso sin fin.

–Que ganas tenía ya de verte preciosa. ¡Estás guapísima!
–Yo también te echaba de menos, cariño.
–¡Vamos a tomar unas cañas! Al mismo tiempo, ella hacía una mueca de sonrisa de medio lado al recordarlo.

Aunque seguía con la música de su Ipod a todo volumen, la voz de sus pensamientos se imponía a las notas de Pink Floyd y seguía metida en su ensoñación de aquel fin de semana ya tan lejano. De aquella tarde de risas, cervezas, besos y pinchos de tortilla de patata a más no poder. Cuando ya estaba anocheciendo y los dos con un buen puntazo, después de una caña tras otra mientras se contaban sus batallitas, decidieron poner punto y final a su juerga entre bares y continuar comiéndose a besos y metiéndose mano de camino al hotel. Entre otras cosas porque estaban poniéndose muy calientes y la gente empezaba a mirarles con cara de: “¿Por qué no se irán a su casa o a una habitación por horas?” Caminaban por la calle abrazados, él la cogía por la cintura y ella le pasaba los brazos alrededor de su abdomen. Recuerda que era difícil caminar así, no solo por la postura y por los besos que se daban que les obligaban a cerrar los ojos para hacerlo con pasión, sino por la medio borrachera que llevaban que les dificultaba el camino, haciéndoles tropezar más de una vez. Pero a ellos lo que les importaba era que estaban juntos de nuevo de camino a su habitación de hotel y estaban llenos de deseo. Deseo y lujuria retenida durante meses. Pidieron su llave en recepción y ya en el ascensor que les llevaba a la 5a planta, ella no pudo esperar más y empezó a desabrocharle la cremallera del pantalón y a meter su mano por su más que abultado, caliente y duro paquete, mientras los besos ya se habían convertidos en lametones y mordiscos. Y él, ya le había sacado uno de sus pechos y estaba jugando con su lengua pasándola por su pezón erecto y duro como las piedras, por su más que evidente excitación. Casi llegan desnudos a la habitación, ya que por el camino del corto pasillo él ya se había quitado la camisa y ella con la suya totalmente desabrochada y exhibiendo su sujetador de encaje negro (comprado a juego con su tanga, para la ocasión) la llevaba en volandas anudando sus piernas a su espalda y la falda por la cintura dejando ver todo su trasero que él apretaba con todas sus ganas, mientras sus bocas lascivas no paraban de jugar. Él abrió la puerta como pudo y la tumbó sobre la cama quitándole la falda de un tirón. Abriéndole sus muslos y apartándole el tanga a un lado, bajó hacia su sexo chorreante a deleitarse, saboreándolo. Mientras introducía un par de dedos al ritmo de su frenética lengua, con la otra mano amasaba sus senos y retorcía suavemente sus pezones. Esto a ella la hacía retorcerse de placer y empujaba cada vez más su cabeza contra su sexo para aumentarlo. Inmediatamente sus músculos se tensaron, su espalda se arqueó y soltando un quejido tremendo, explotó en un orgasmo intenso seguido de temblores que recorrían todo su cuerpo como hacía tiempo que no recordaba. Él la besó compartiendo con ella todo su sabor y sin darle tregua ni descanso, la giró rápidamente poniéndola de espaldas con los brazos apoyados en la cama. Quitándose sus calzoncillos que aún los llevaba puestos y antes de que le reventaran, la penetró del tirón fuertemente. Ella estaba totalmente preparada para recibirle ya que estaba totalmente empapada, notando como la tenía dura como una roca. La agarraba por las nalgas embistiéndola cada vez más rápido y con más fuerza, emitiendo gemidos sordos y ahogados a la vez que pronunciaba: Oh si, niña… Me encanta follarte… Voy a correrme dentro de ti, ¿lo sabes? ¡No puedo más! Ella apretó su sexo rápidamente lo más que pudo, para que él lo sintiera con más placer y notó como su pene bombeaba con fuerza y a presión todo su semen. Acto seguido ella empezó a notar esas deliciosas contracciones que le indicaban que su segundo orgasmo ya estaba aquí. Exhaustos y sudorosos se desplomaron sobre la cama, mientras se abrazaron descansando y se volvieron a besar, recuperando fuerzas para prepararse a pasar el resto del fin de semana de sexo que les quedaba por delante…

Ahora ella sentada en el banco del parque con la mirada perdida en el infinito se estaba dando cuenta mientras salía de su trance, que había mojado sus bragas. Estaba muy excitada e iba a tener que marcharse a casa, a remediar inmediatamente esa situación…




sábado, 19 de abril de 2014

MIL CARICIAS.


Con las primeras notas de la música en la radio, en la oscuridad, mis manos comienzan a quitarte el vestido. Tu respiración se acelera. Luego tu vestido negro resbala desde tus hombros, como el aceite, descubriendo tu piel a la tenue luz que penetra por la ventana. Mi mano agarra tu breve cintura. Acerco mis labios a tu cuello, lentamente, hasta acariciarlo, para dejar escapar junto a tu oído una bocanada de aliento, casi un susurro. Entonces tu espalda se levanta como la de una gata en celo, y tus pezones se agrandan y endurecen desafiando, tal vez, el sonido que sigue saliendo de la radio. Muy despacio mi mano hace recuento de tus costillas, una por una, hasta alcanzar tus pechos, duros como… tú y yo sabemos. Los acaricio suavemente, recreándome en sus formas, mi mano se tensa sobre ellos reprimiendo las ganas de estrujarlos, juguetean con tus pezones. Y tus manos se colocan sobre las mías apretándolas contra ellos, pidiendo más fuerza. Tu mano, ¡que puñetera!, se coloca en mi cadera, tibia y suave, como tú, y comienza a bajar, hasta agarrar bien mi culo, para apretarme contra el tuyo, fuertemente.

Puedo adivinar esa curva que describe y que me vuelve loco. Mi boca se tensa, loca por morder. Pero en lugar de hacerlo busco la tuya, acariciándola con las yemas de mis dedos, recorriendo tu cara, deseando tus labios y hundiendo la nariz entre tu pelo, mientras en la radio, la música sigue creando ese aroma de pasión. Comienzo a besar tu cuello, a humedecerlo con mis labios, a morderlo, deleitándome en lo que más me gusta, el sonido acelerado de tu respiración. Y dejo pasar mi lengua por tu espalda, saboreando tu piel, sintiendo su suavidad, sintiendo… siempre sintiendo, sintiendo como tú también sientes. Pongo las palmas de mis manos sobre tu vientre, y comienzo a jugar con el borde de tus bragas. Me recreo tanto en ti, que casi me olvido de la firmeza y sensualidad con la que tus manos se deslizan por mis testículos, del calor de tu espalda mientras la restriegas, borracha de placer, contra mi pecho, de tus labios mordisqueando el lóbulo de mi oreja… y mis dedos se empiezan a enredar entre el pelo de tu coño. Los imaginas algo más abajo, y eso te hace estremecer, y aprietas el culo con más fuerza contra mi polla, que grita por verse ya al calor de tu piel. Pero todavía quiero seguir gozando del tacto de tu cuerpo, al arrullo de la música. Así que bajo por tu pubis por el que una humedad salada comienza a deslizarse hasta mis manos.

Acaricio tus muslos, firmes, duros, brillantes con la tenue luz. Acaricio tu culo, paso mis dedos por tu ano, vuelvo a tus muslos, esta vez con intención, poniendo la mano en la humedad y en el calor con que me la aprisionas. Bajo mi cabeza a tu vientre y arranco con furia, con ira tus bragas. Ahora vamos a dejar que nos abrase la pasión, ahora vamos a explotar tú y yo, mientras la música, en la radio, sigue sonando. Poco a poco, separo los pliegues de tu vagina con mi lengua para comenzar a recorrer el interior de tu coño; tus fluidos empapan mi rostro. Mi lengua explora a fondo tu sexo, llega hasta tu clítoris y mis labios lo rodean con delicadeza mientras introduzco mis dedos por tu coño. Sudorosa y excitada levantas tu pubis para poder obtener mayor placer. Por fin notas como se acerca el clímax, sí, en un momento todos tus músculos estallan para que en un instante liberes toda tu carga dejándote en un estado de total relajación. Tu mano busca mi pene, con suavidad lo coges.

Rozas las yemas de tus dedos en su piel, y sientes las rugosidades que destacan en ella. Tus dedos se deslizan hacia abajo y con delicadeza vas bajando su piel poco a poco, descubriendo su interior. Acompañas esa lenta bajada de su piel con tus dos dedos, y descubres todo lo que escondía esa piel. Mientras aprietas con fuerza en su base para que no se te escape. Observas como las gotas chorrean lentamente, y ese fluido viscoso va escurriendo por toda su longitud hasta caer en tus manos. Te das la vuelta, abres mis piernas, te arrodillas y metes tu cabeza entre ellas. Acercas tu boca a la punta y entresacas tu ávida lengua buscando su dulce sabor. Tu lengua pasa por toda la superficie, rehumedeciendo mi humedad, y saboreando esos sabores.

Lo metes en tu boca, y sientes la fascinación de tenerla en ella, de chuparlo con tu lengua. Y das pequeños mordisquitos… como queriendo disfrutar al máximo de esa experiencia. Colocas tus dientes semiabiertos y das tu primer mordisco…. para después continuar lamiendo su glande. Mientras, con mis dedos juego suavemente con tu clítoris. La excitación se respira. Estás totalmente mojada de nuevo y antes de que yo pueda pensarlo ya estas allí con toda mi polla metida en tu jugosa boca, dándome una monumental mamada, y mientras tanto, en la radio, sigue sonando esa música que tanto te gusta. Te aprieto contra mi cuerpo y sujetando tu cintura poso mis labios en los tuyos. Intento separarme de tu boca, pero vuelves a apretar tu cuerpo contra el mío y sigues besándome. Aquello se convierte en un prolongado y ardiente besazo que yo no rechazo, más bien todo lo contrario. Pongo mis manos sobre tus hombros, abrimos nuestras bocas y empezamos a “juguetear” con ellas mordiéndonos con los labios en un beso más que frenético. Me siento muy a gusto sintiendo cómo nuestros labios se muerden y se saboreaban con ganas. Después mi boca es invadida por tu lengua en busca de la mía que la recibe con ganas. Seguimos abrazados y pegados el uno al otro. Mi corazón palpita en mi pecho y tus tetas se oprimen entre tu cuerpo y el mío.

Tus manos pasan de la cintura, acariciando mi espalda, mi cuello y mis hombros. Es un beso increíble y deseo que no se acabe nunca. Vuelvo a besarte y a abrazarte. Otra vez me dejo llevar y mis uñas y mis dedos acarician tu cabeza mientras me concentro con los ojos cerrados en el fantástico beso. Tu lengua succiona la mía mientras que tus labios muerden una y otra vez los míos. Esto me calienta un montón. De nuevo, una vez más te aprietas contra mí y me besas. Me abrazas con fuerza y sigues besándome la boca, metiéndome la lengua entre los dientes. Empujo tu lengua con la mía y te la meto en la boca con pasión. Siento mi cada vez más dura polla apoyada sobre tu falda, frotándola de arriba a abajo contra tu pubis. Paso mi lengua por la comisura de tus labios. Luego paso a tu oreja y le doy unos buenos lametones, ¿te gusta?, noto como tu vello se eriza. Mientras besas mi cuello, acaricio tu espalda por encima del vestido, De la espalda bajo hasta tu culo, te lo agarro con fuerza por encima de la tela. Subo por tus caderas y acaricio de nuevo tus tetas. Gimes y me mordisqueas en el cuello. Me voy a correr de gusto… Te quito el sujetador (que en este caso únicamente desempeña un papel anecdótico, porque eso se te sujeta ello solito) suavemente y sigo acariciándotelas. Caben perfectamente en mis manos.

Tus pezones están duros y sobresalen del resto de tu pecho. Se dejan pellizcar despacito y ruedan entre mis dedos. Lentamente continuo tocando tu cuerpo, recorriendo con mis manos tu cuello, seguido de pequeños mordisqueos y lametazos, mordisqueando los lóbulos de tus orejas y soplándote suavemente en el oído, rozando levemente mis labios con los suyos, acariciando tus pechos, y haciendo que disfrutes de cada segundo. No quiero que esto acabe nunca. Mis dedos bajan por tu cuerpo y siento tu olor y tu sabor impregnado por la humedad al quitarte las braguitas, luego los pantys… Me pongo a tus pies para reverenciarlos, acariciarlos, lamerlos… Dedo a dedo, pasando por la planta, voy lamiéndolos para ir lentamente subiendo por tus piernas disfrutando de ese espectáculo que es estar con alguien deseable y agarrándome a tu culo… Recorro cada centímetro cuadrado de tu cuerpo con lentos y largos lametazos. Introduzco mi lengua en tu ombligo para girarla dentro, fuera, alrededor… Desplazo mi atención a tus pechos para recorrerlos con besos pequeños y cariñosos, tocando tus tetas, sujetándolas, acariciándolas, chupeteándolas, manoseándolas suavemente, adorando sus dos pezones… Paso mis dedos por tus axilas y las beso y contemplo tu rostro apartándote el pelo de él y te meto mi dedo índice en tu boca, lubricándolo con tu saliva para llevarlo rápidamente a tu coño, poniendo la palma de la mano en tu pubis mientras recorro los labios de tu vulva lentamente sin abrirla… Mientras, continúo con tus pechos tragándomelos como si fuese a atragantarme, sujetando unos pezones que ya están tiesos, para volver a bajar hasta tu más sagrada zona… La tengo tan cerca, siento su placer, su aroma… Siento como su vello se levanta, como sus poros se abren… Te estrecho entre mis brazos y vuelvo a dejar que mis manos bajen por tu espalda hasta tener de nuevo tu culo entre mis manos. Lo cojo con fuerza y lo muevo acompasadamente de forma que se abra y se cierre a cada movimiento.

Deslizo mis dedos de un extremo a otro, deteniéndome donde sé que te gusta. Tus susurros son ya gemidos. Tu vientre roza mi pene. Lo acaricia con fuerza. Mi erección es ya tremenda, temo correrme si sigo. Deseo correrme, pero no aún. Comenzamos a quitarnos la ropa. Te agarro por los hombros Y te voy dando la vuelta mientras acaricio tu cabello y te doy pequeños tirones en el pelo. Me coloco a tu espalda mientras tú no dejas de restregar mi pene contra la calidez de tu culo. Giras tu cabeza y me entregas tu lengua que yo chupo, absorbo, lamo… Beso tu cuello desnudo con mis labios. Beso tus hombros pasándoles la lengua llena de saliva. Mordisqueo el lóbulo de tus orejas. Masajeo tus tetas haciendo girar mis dedos en tus pezones. Suavemente, te hago recostarse contra el respaldo de un sillón cercano. Quiero acariciar tu culo, observar sus redondeces, chuparlo, morderlo. Das un suspiro que me hace comprender que mis caricias son deseadas. Llevo mis manos a tu pubis, con todo su vello afeitado excepto un suave triángulo en el monte de Venus donde conservas unos pelillos negros como el azabache y suaves como la seda. Pienso que te gustaría ser acariciada allí, con la piel desnuda. Paso mis labios por sus redondeces. Mis besos son cada vez más decididos y exploro todo con mis labios. La piel allí está húmeda, ¡Uhmmmm! y me embriago con su olor, con ese olor entre salado y dulce que tanto nos agrada a los buenos degustadores. Recorro con la lengua los labios externos de tu vagina y mordisqueo tu clítoris. Está duro. Es fácil de encontrar. Se hace notar. Mi lengua le da vueltas y de vez en cuando un chupetón profundo y prolongado. El movimiento espontáneo de tus caderas hace que pase toda tu raja por mi boca. La beso profundamente mientras la punta de mi lengua presiona queriendo entrar en sus profundidades. Sigo besando embriagado por los olores y los sabores, por las sensaciones que siento. Introduzco mi dedo, mis dedos, casi la mano entera en tu coño y froto arriba y abajo. Suave al principio, con más ritmo ahora. Me haces tumbarme y pasas tu mano por mi pene erecto, recorriéndolo desde su base hasta la punta. Lo apoyas sobre mi vientre y te introduces un testículo en tu boca llena de saliva. Le das un chupetón y coges el otro para hacer lo mismo. Chupas la base y sus zonas próximas. Empiezas a pellizcarme mis pezones y sigues por mis huevos. Continúas pasando tus manos por todo mi cuerpo, ya estoy a cien, mientras rozas tus dedos con mi pene. Empiezas a meneármela, lentamente, más rápido… ahora mucho más rápido, cada vez a mayor velocidad. La corrida va a ser de las que hacen época, siento en todo mi cuerpo que el volcán en erupción en que se ha convertido mi polla va a explotar, ¿Porqué paras?… todo lo que podía haber sido se ha quedado en nada. Vuelves a empezar…Repites la operación, una, dos, tres veces más sin permitirme llegar nunca al orgasmo. Nos levantamos. Te abro de piernas y acaricio tus muslos. Arrodillado ante monumento tan grandioso, no puedo hacer otra cosa que comértelo… Mi lujuria recorre todo mi ser mientras tú empiezas a estremecerte y no dejas de pedirme que siga y no lo deje. Estás gozando, lo noto. Me coloco arrodillado debajo de tu coño, mientras tú me tienes en tu poder pasando tus dedos por todo mi cuerpo y tocándome la polla.

Mi lengua mojada recorre todos los alrededores de tu agujero tan bien depilado. Mi dedo ya ha apartado los labios y los ha dejado para introducirse en tu coño y mi lengua se dirige directamente a tu clítoris. Me muevo al compás que me marcas, te lo chupo, te lo acaricio, te lo succiono, te lo lamo… Todo lo rápido que puedo. De arriba a abajo, de derecha a izquierda, en círculos… Mientras, hago lo mismo con el dedo índice en la parte superior de tu vagina. Me repites una y otra vez que siga, que no lo deje. Siento como mías cada una de tus sensaciones. Lo hago una y otra vez, de derecha a izquierda, de arriba a abajo, en círculo. Sigo tal y cómo tu deseas, y continúo… hasta que te corres… Ahora tú agarras mi pene erecto. Lo agarras por la base y con la punta de tu nariz comienzas a subir por mi polla rozándole muy suavemente desde los huevos hasta el glande. Echas su piel hacia atrás y le das un besito en la punta. Doy un pequeño gemido, me vuelves a soltar haciéndome esperar ansioso el momento en que empieces a comerme mi polla. Allí estoy, tumbado, completamente a tu merced y esperando que actúes. Te contoneas acaricias mis caderas y pellizcas mis pezones entre tus dedos al tiempo que mojas tus labios. Me gusta el espectáculo y empiezo a masturbarme. Al fin te agachas y cambias mi mano por la tuya haciéndome un lento masaje en la piel de mi pene. Me abres las piernas y con tus tetas empiezas a rozar mis pies, mis muslos, rozas suavemente mi polla y subes con tus pezones dibujando mi cuerpo hasta ponerme tus tetas en la cara. Después sacas tu lengua y, empezando por la frente, vas de vuelta hacia abajo lamiendo mi cara, mis labios, mi cuello, mi pecho, mi ombligo, el interior de mis muslos hasta llegar a mis tobillos, de regreso a mis huevos que lames suavemente y recorres mi polla con tu lengua hasta llegar al frenillo donde tu lengua da unos golpecitos y tus labios besan mi capullo.

Ahora rodeas la punta de mi polla con tus labios y apretándolos vas bajando lentamente hasta tenerla casi entera dentro de tu boca. Subes y bajas tus labios observando mi cara de vez en cuando, que es todo un poema; con los ojos cerrados, me retuerzo, gimo y hago muecas de todo tipo. Te parece que disfruto intensamente de tu mamada. De vez en cuando sacas mi polla de tu boca y la pasas entre tus pechos, volviendo después a la operación de chuparla lentamente, con ganas, con ternura. Estoy muy excitado mi cuerpo se tambalea. Observas que estoy punto de correrme, paras por completo todas tus operaciones, te separas de mi, te estás ganando una ostia, y te pones en pie de nuevo. Sonríes y vuelves de nuevo a la carga, (te perdono lo anterior). Empiezas a darle largas mamadas a mi polla, metiéndotela completamente en la boca, sacándola luego hasta la altura del capullo y volviéndotela a tragar entera de nuevo después. Usas tu boca como si fuera tu coño, moviéndola arriba y abajo en un continuo, rápido y placentero vaivén. Yo gimo y resoplo… me voy a correeeeeeeeer!!!!!!. Retiras un poco tu boca y la pones cerca de mi polla, lista para recibir todo el esperma que salga. Mi leche te alcanza de lleno… El primero en la boca, en la frente, en la mejilla, y en tu precioso pelo rubio…. Saboreas mi semen, te lo bebes limpiando mi polla de todo rastro de eyaculación. ¡Uuuuuffffffff!. Déjame fumar un cigarro, sólo uno y seguimos.

Te colocas de pie con las piernas abiertas sobre mi, a los dos lados de mi cintura y comienzas a hacerme un baile sensual agachándote hasta casi rozar mi nuevamente erecta polla, pero sin tocarla, yo sin embargo estoy deseando follarte. Sudo y tiemblo, estoy tremendamente excitado. Te colocas en cuclillas sobre mí, me agarras por la base del pene y con su punta haces dibujos entre tus muslos. Cierro los ojos y te suplico. Me haces rabiar un poco más y vuelves a levantarte. Te das la vuelta y, con las piernas abiertas como antes, bajas ofreciéndome tu espalda y con tu culo rozas mi polla. Con tus uñas arañas suavemente mis muslos. Te colocas de nuevo sobre mí y lentamente acercas la punta de mi pene a tu rajita pasando por tu vello púbico, por tus ingles… Sigo desesperado mi cuerpo se arquea. Mi cara y mis palabras te suplican. Pones mi tenso miembro a la entrada de tu coñito y lentamente, arrodillándote con suavidad, te lo metes por completo. Los dos gemimos. Pones tus manos sobre mis hombros y, flexionando las caderas con suavidad, comienzas a meter y a sacar mi polla dentro de tí. Yo solo alcanzo a abrir los ojos de vez en cuando para ver cómo mi pene se cuela en tu húmedo coño.

Tus tetas se mueven al compás de este magnífico polvo… Mojas tus labios. El ritmo se va acelerando poco a poco. Mi glande casi sale por completo de tu sexo y de repente vuelve a entrar hasta el fondo. Tu culo choca contra mis huevos. Nuestras manos acarician nuestros cuerpos y mi polla entra y sale con un ritmo cada vez más acelerado dentro de tu coñito. Me paro y nos damos la vuelta. Ahora tú estás debajo de mí. Me abrazas la cintura con tus piernas y yo clavó mi pelvis contra tu sexo, perforándote de nuevo. Mis embestidas no van a tardar en darte un nuevo orgasmo, comienzas a chillar, aumento el ritmo. Cada vez estamos más excitados. Siento tus flujos escurrir por mis huevos, mis muslos, mi culo… no aguanto más… voy a correrme. ¿Me sientes en tu interior inundarte con mi leche?. ¿Notas el calor de mi semen chocando contra las paredes de tu vagina?… Vamos a quedarnos abrazados unos minutos y unidos, hasta que mi polla se desinfle por completo. Callados durante un rato, simplemente dejando que nuestros cuerpos sueñen nuevas sesiones de besos y caricias. Mientras tanto, la radio dejó de sonar… las pilas se agotaron.



viernes, 11 de abril de 2014

Cómo hacer una buena cubana




                            


La cubana, también conocida en hispano américa como "chaqueta rusa", "paja rusa", "rusa" a secas, "francesa", "turca", "sueca" o "collar de perlas", o ya puestos a dar nombres "paizuri" en Japón, "Titjob" o "Titfucking" en inglés... ¿y en Cuba? han acertado, en Cuba (como en Alemania, Italia o Francia) se denomina "hacer una española", es una práctica sexual que consiste básicamente en la masturbación del pene con los pechos.

Vale, ya tenemos tod@s claro de que estamos hablando ¿no? pues vamos al tema:
Para dicha práctica ayuda tener unos senos grandes, más que nada porque a mayor cantidad de pecho, mayor superficie de roce, aunque tampoco es imprescindible, teniendo una buena técnica se puede hacer perfectamente y desde luego, no creo que tu pareja se queje.

Personalmente creo que es uno de los preliminares preferidos para los hombres, junto con el sexo oral, y lo bueno de la cubana es que puede juntar ambas cosas, es más, es lo recomendable.

¿Y cómo se realiza? Es bastante sencilla la verdad, bajo mi punto de vista mejora si antes de lo que es la cubana en sí, se realiza algo de sexo oral o masturbación con la mano. Después se puede usar algún tipo de lubricante y frotarlo entre los pechos para facilitar el deslizamiento del pene entre ellos y una vez hecho esto, introducir el pene entre ellos.

Si se tienen unos senos lo suficientemente grandes se podrá envolver al pene con ellos, si se tienen pequeños pues simplemente habrá que ayudarse más con las manos. Juntando los pechos con las manos para generar una mayor presión con ellos se inicia un movimiento muy parecido al de la masturbación, aquí ya depende de gustos, puede ser un movimiento más lento, más rápido, arriba y abajo, algunos movimientos circulares o estarse quieta y que sea el hombre el que se mueva a su gusto, ir complementándolo con sexo oral...cada cual, vaya.

¿Alguna posición para hacerlo? Se puede probar con estas cinco (si alguien sabe más que me lo cuente que la imaginación no tiene límites)

- El hombre acostado boca arriba y la mujer sentada en las piernas o rodillas.

- La mujer boca arriba y el hombre de rodillas con las piernas abiertas, esta posición suele gustar bastante a los hombres ya que es la idónea para ellos llevar el control y el ritmo.

- El hombre sentado en el borde de la cama o silla y la mujer de rodillas frente a él.

- La clásica de las películas aunque no la más cómoda, al menos para mi gusto, el hombre de pie y la mujer de rodillas frente a él.

- La mujer sentada y el hombre de pie, mucho más cómoda que la anterior.

Luego ya se puede realizar mientras se está haciendo un 69 por ejemplo. ¡Y ya está! no hay mucho más misterio, llegado el momento de la eyaculación y dada la posición de la mujer, se puede realizar con facilidad en la cara, en la boca o en el pecho, ¡¡cuidado con los ojos!! Pero eso ya es cuestión de gustos personales y de cómo excite más a la pareja.

¿Lo has probado? ¿Qué te parece? ¡Cuéntanos tu experiencia!





miércoles, 9 de abril de 2014

Publicaciones 3





- Quizá sea la última vez que nos veamos, me iré a vivir a otra ciudad. ¿Te parece si nos vemos para una despedida bien 'deli'? - me dijo en tono provocativo. Tan solo el sonido de su voz logró excitarme, ese ligero cosquilleo recorrió mi entrepierna - Uff, qué lástima que sea la última vez, me encantaría verte pero al menos regálame toda una tarde... - concretamos el lugar en donde nos veríamos y la hora. Aquella relación basada en el placer llegaría a su fin y lo aprovecharíamos hasta el último segundo.

Nos encontramos en una cafetería cercana a nuestro destino, la saludé con un beso riquísimo mientras rodeaba su cintura con mis brazos, los suyos rodearon mis costados. Unas cuantas palabras y sonrisas nos indicaban cuantas ganas teníamos de no perder ni un solo segundo del tiempo que nos quedaba. Llegamos a aquel motel barato y nos dirigimos a la habitación, antes de abrir la puerta me recostó contra la pared y me besó apasionadamente introduciendo su lengua en mi boca, llevé mis manos hasta su culo, el cual apreté al momento que el beso nos excitaba mucho más a los dos; podía sentir la erección dentro de mi pantalón así que condujo su mano hasta ella y la apretó. Ufff la sensación era deliciosa al sentir como me lo masajeaba y mordía mi labio al mismo tiempo - ¡Quiero hacértelo aquí mismo en el pasillo! - le confesé con unas ganas inmensas. Metí mi mano dentro de su pantalón y por encima de su ropa interior acaricié su sexo, hundiendo mis dedos con algo de fuerza por la intensidad de mi deseo, su gemido rompió el silencio del pasillo y fue seguido por el sonido de una puerta que se abría, El susto de ser vistos nos hizo cerrar los ojos sin detener el beso ni alcanzar a sacar mi mano de su pantalón, ella alcanzó a alejar su mano de mi miembro rápidamente, esperamos hasta que no escuchamos los pasos que se alejaron de nosotros y las risas que trataban de ocultar. El calor había inundado nuestros vientres y crecía más y más, con la conmoción de aquel momento decidimos entrar a la habitación. Basto solo con cerrar la puerta para que ella empezara a desnudarme, arranco algunos botones de mi camisa y la tiró al suelo. Me empujo a la cama y se desvistió de manera sensual, insinuándome con cada movimiento que era tarde de sexo y placer, no de palabras. Lanzó a una esquina su sostén y deslizó su calzón por sus piernas con ambas manos en los bordes. Con un gesto me indicó que acomodará todo mi cuerpo sobre la cama y así lo hice. Subió a la cama en actitud felina, gateando hasta irse posando sobre mi cuerpo. Me besó y mordió nuevamente, y antes de continuar con su juego hizo que tomara la parte superior de la cama y me dijo que no la soltara por ninguna razón. Con una de sus manos sostenía su cuerpo y con la otra palpaba mi piel, provocando que me erizara y suaves temblores conmocionaran mi cuerpo. Con su lengua lamía mi pecho y mi vientre, soltó mi cinturón y desabrocho mi pantalón; sin dejar de mirarme bajó el cierre y sacó mi pene del bóxer... durante un par de minutos me enloqueció con su boca, su lengua y sus manos pero cuando vio que estaba al borde de mi clímax detuvo todos sus movimientos... subió hasta quedar sobre mí, y se montó sobre mi pecho, ofreciéndome su conchita que ya estaba húmeda, su respiración agitada y su mirada lasciva me descontrolaba. Con una de sus manos tomó mi nuca y elevó mi cabeza para que se la chupara, en seguida empecé a lamer sus labios, a chuparlos y a recorrer sus contornos. Desde allí podía apreciar como su pecho aumentaba y disminuía con rapidez, cada vez quería sentir más y más. Jalaba mi cabello y me empujaba contra su sexo hasta que estalló en un orgasmo increíblemente placentero. Algunos cuantos hilos brillantes escurrían desde su vagina, pasando por sus piernas y terminando en mi pecho... teníamos toda la tarde para nosotros y apenas comenzaba.


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Cada día me invadían más y más las ganas de hacerla mía, ya no podía controlarlas, ella ya sabía cuanto me gustaba pero nunca me atreví a más que solo un coqueteo corto. Ese día nos quedamos solos, justo el mismo día que el deseo me dominaba y me ponía caliente como ningún otro día. Antes que se fuera la detuve del brazo (domando mi lado caballeroso, y que se avergüenza con facilidad), la halé hacia mí y le robé un beso sin previo aviso, no pudo resistirse mucho pues la sostuve fuertemente... fue un movimiento bastante atrevido, lo sé, pero ya no podía seguir esperando. Luego de varios segundos le permití separarse un poco de mí, impresionada y sin muchas palabras me miró fijamente, se encontraba casi sin aliento. La forma en que lo hice parecía ser que lo que hice, era lo que estaba necesitando... o al menos eso quería creer yo; antes que pudiera articular alguna palabra, posé mis manos a los lados de su cintura y le dije llenándome de valentía y más excitación de la que ya me inundaba - *¡Te voy a enamorar! Disculpa si te ofendo pero es que soy honesto, con lujo de detalles escucha mi versión - hice una corta pausa, acercando mi rostro al suyo un poco más y continuando con lo que quería hacerle - Pura crema de chocolate, untarte y devorarte, llevarte a otro mundo en tu mente y corazón. Ven vive una aventura, hagamos mil locuras, voy a hacerte caricias que no se han inventado* - dije seguro de lo que le decía y sin titubear. Podía notarse que se estaba incendiando también, ahora el fuego ardía no solamente en mi cuerpo, lamió sus labios, respiró profundamente y simplemente me volvió a besar, esta vez ella dirigía. ¡Dios! ¡Realmente me encanta esta mujer!, cada cosa que le expresé, lo hice con total sinceridad, este era el momento de empezar a demostrárselo, pero primero nos dejaríamos llevar. 

La ropa fue cayendo al suelo prenda por prenda con gran rapidez, mi erección comenzaba a crecer mucho más dentro de mi bóxer y su piel se erizaba ante el tibio toque de mis manos. Los besos enloquecidos nos provocaban devorarnos el uno al otro, nuestras bocas y manos desviaron sus caminos y prendieron la piel desprovista de ropas. Nos fuimos hasta donde pudimos, pues estábamos perdidos en nuestra pasión. Rompí su ropa interior con mis manos y al continuar mis besos furtivos por su cuello, su mano acarició mis testículos, llenándome de sensaciones riquísimas que me provocaban un ligero cosquilleo delirante, mi mano correspondió, tocando su sexo, mis dedos se lo acariciaron y tocaron de tal forma que no podía controlar algunos movimientos y sonidos involuntarios que gritaban su excitación... caminando un poco más le fui dando vuelta, quedando su culo contra mi verga que anhelaba hacerla mía y complacerla hasta que rogará que me detuviera. Volteó su rostro y me besó mientras rodeaba mi nuca con su brazo derecho, dirigí mi brazo izquierdo a sus pechos, mi mano comenzó a acariciarlos, las yemas de mis dedos rozaban sus pezones que reaccionaban, endureciéndose, los tome con la punta del pulgar y del indice y los jalé con suavidad... mordí su cuello y ya no podía ocultar ni siquiera un poco sus ganas, empujó su culo contra mi erección y la empujé hacia adelante, arrodillándonos sobre la cama. Tome mi pene con la mano que tenía libre y comencé a penetrarla, hundiéndolo lentamente en su conchita húmeda. Ya ninguno podía esperar, entonce empecé a hacérselo con fuerza, más duro en cada embestida. Se lo metía hasta el fondo cuando pude notar como nuestros cuerpos brillaban levemente por el sudor que se unía al juego - Más - gimió cortamente rogando por sentir más de esa divina sensación que nos cubría los cuerpos hasta el más pequeño rincón. Se lo hice más rico con mayor deseo y sintiendo aquel cosquilleo en mi vientre que avisaba la culminación dentro de poco. Sus gemidos, mis jadeos y nuestros sexos nos empujaron al éxtasis...

Fragmento tomado de la canción *Obsesión* de 'Aventura' - cada martes una fantasía mezclada con una canción

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Estábamos excesivamente excitados, durante largo tiempo estuvimos provocándonos, metiendo nuestras manos dentro de nuestra ropa, besándonos apasionadamente, yo acariciaba sus senos introduciendo mi mano en su blusa y ella apretaba mi erección pasando su mano sobre mi pantalón. Quité su blusa bajándola hasta su cintura, sin sacarla de su cuerpo. Desabroché su sostén y lo arrojé lejos de la cama, chupé sus pezones mientras acariciaba su entrepierna, introduciendo mi mano entre su minifalda, la tocaba por encima de su ropa interior, la cual ya estaba húmeda, caliente... separó un poco más sus piernas para darme libre acceso y porque deseaba sentir muchísimo más. Nuevamente llevó su mano a mi miembro y lo sobó ejerciendo mucha más presión, palpitaba por el deseo tan inmenso que me dominaba - ¡Uff mi Amor, quiero que me lo chupes! - dije casi ordenando, su respiración profunda y sus pezones erectos se unieron a su labio mordido, dándome esa imagen riquísima; me empujó a la cama, haciéndome acostar sobre mi espalda, con esa mirada pícara directo a mis ojos, desabrochó el botón del pantalón, bajó lentamente el cierre y bajó el bóxer sin dar mucha espera, mi pene saltó como resorte ante su rostro, con la cabeza brillante por mi excitación y lubricación - Qué rico se ve, papacito - susurró justo cuando comenzó a dar algunas lamidas desde la base del tallo hasta la punta, luego lo tomó con su mano derecha y halaba la piel hacia abajo, descubriéndolo por completo, algunos lametones más en la cabeza me enloquecieron, el placer era exquisito, aumentó muchísimo más cuando se lo metió a la boca y empezó a mamármelo, se lo metía casi por completo y lo sacaba, repitiendo sus movimientos de una manera lenta, todo mi vientre cosquilleaba y mi respiración era casi intermitente, la retenía por varios segundos y la expulsaba con fuerza. Tomé su cabeza con mis manos e hice que me lo chupará más rápido. Alternaba mi placer llevándome al desquicio entre mamada y su mano que me masturbaba riquísimo y cada vez a más velocidad; gemía levemente cuando alejó su boca y la abrió completamente al mismo tiempo que halaba la piel de mi miembro hacia abajo con fuerza... exploté inundando su boca con cada chorro que me llenaba de placer, tensando todos mis músculos, al pasar algunos segundos y mi cuerpo se relajaba con las más deliciosas sensaciones, tragaba todo, y lamía un poco más sonriendo, su rostro reflejaba tanto disfrute como el mío. Era mi turno, la recosté y separé sus piernas, bajé sus bragas y encontraron su lugar en el suelo, subí su minifalda hasta su cintura, donde se encontraba su blusa también. abrí bien sus piernas y me dediqué a comérmela completica, hasta oírla gemir sin control...

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Las prendas de nuestra ropa se encontraban en el suelo, ella vestía algo de lencería que la hacía ver super sexy, mis manos tibias acariciaron su cuerpo, encendiendo su piel, sus ganas y sus deseos. El beso parecía casi irreal, nuestros ojos cerrados mientras que nuestras manos nos sentían, sus labios tenían un sabor delicioso. Mi erección palpitaba entre sus piernas, rozando su sexo, lo tomo entre sus dedos y me masturbo durante algunos segundos de manera lenta sin renunciar al beso, era una tortura placentera que me provocaba las ganas de sentir más. Tenía su seno entre la palma de mi mano, apretándolo con movimientos circulares, luego la deslicé por su vientre hasta llegar a su vagina, pasé mi dedo entre sus labios de principio a fin y repetí un par de veces más, sus pezones se endurecieron y desperté su pasión. Me aferré a ella, acercándola más a mí con mi otro brazo que rodeaba su cintura, sus manos se posaron en mis mejillas, aumentando la pasión en el beso, introduciendo su lengua en mi boca, deslizó ambas manos a mi cuello provocando que mi piel se erizara, los dedos que acariciaban su clítoris, entraron atrevidamente en ella llenándola de gran placer que sus gestos expresaban. Los moví dentro de ella y toque puntos que la descontrolaban... así continue por un par de minutos hasta que sus gemidos no podían ser domados por su autocontrol. Besé su cuello y chupe sus pezones al mismo tiempo que sacaba mis dedos brillantes por su excitación, para poder con esa mano elevar su pierna derecha, empecé a rozar mi pene contra los labios de su vulva, que palpitaba por lo excitado que me encontraba, ufff se sentía riquísimo - Quiero más - le susurré apretando mis dientes y mirando sus preciosos ojos - Yo quiero muchísimo más - correspondió con gesto lujurioso. Me besó con algo de furia y mordió mis labios, envolvió con su mano mi falo y lo acomodó, la sensación me hizo empujar mi pelvis sin espera para penetrarla. El sudor se presentaba como una delgada y brillante capa sobre nuestra piel, que a la vista excitaba mucho más. Comencé a embestirla con ganas, a metérselo y sacárselo cada vez con más ganas, recostó su espalda contra la pared, nos besamos nuevamente y cada vez se lo hacía más duro, el placer que se extendía en nuestros genitales era una mezcla de calor, cosquilleo y sensaciones indescriptibles de placer - Ya casi, ¡Más duro, no pares! - gimió entre susurros jadeantes que suplicaban que el placer llegara a su cúspide, para disfrutar de la sensación más rica experimentada por su cuerpo. Se lo hice con fuerza, más duro y más rápido hasta que sus piernas temblaron de una manera diferente y empujo con fuerza su cadera contra mi vientre, los líquidos de su climax se escurrieron por mis piernas y sus movimientos produjeron mi orgasmo, inundando su interior de tibios jugos que anunciaron el placer en ambos... volvió en sí varios segundos después al paso que sus músculos se relajaban y la dejaban saciada con esa sensación única, mi cuerpo culminaba junto al suyo, cerrando con un beso que solo su boca podría darme.


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Hace un par de meses no salíamos a pasear o a divertirnos, incluso los días se volvían más monótonos con el transcurrir del tiempo. Leí un articulo en una página que me hizo reflexionar bastante sobre mi vida de pareja, avivó muchísimo todo lo que siento por ella. Aquella llama que nos quemó pero nunca nos consumió sino que nos hizo sentir vivos de verdad. Era un sábado por la noche, esperé la hora en que se baña antes de dormir, puse algunos pétalos de rosa en la cama y encendí unas velas aromáticas en la habitación... salió del baño y sinceramente le pedí perdón por descuidar nuestra relación, por a veces callarme cuando debíamos hablar, por no escucharla, sus ojos se llenaron de lágrimas y su sonrisa se dibujó ante mi vista
- No te puedo prometer perfección y tampoco que dejaré de ser un idiota... sabes que es lo que soy - le dije esbozando una inmensa sonrisa, nunca he podido dejar de bromear, incluso en momentos en que no debo, rió con aquella extraña risa que solo a mí me encanta - ¡Te amo, mi Reina! siempre lo voy a hacer, quiero mejorar - Apenas había terminado mi frase cuando me abrazó y besó con una ternura inmensa. El besó terminó y nos mantuvimos abrazados durante varios minutos, en silencio - ¿Sabes? esto merece una celebración, tengo ganitas papi - me susurró y dio un suave mordisco en la oreja. No podía negar que el abrazo en silencio me había provocado un poco, la cercanía de su cuerpo al mío. Solo tuve que quitar la bata para salir del baño y comenzar a acariciar su piel, caricias prohibidas, calientes y sugerentes. Sus gestos me excitaron completamente, sus manos me desnudaron y prestaron atenciones delirantes a mi ser. Mi miembro se endureció entre sus piernas y sus respiraciones se hicieron profundas. La cargué, sus piernas rodearon mi cintura y sus brazos mi cuello,un beso lento pero muy apasionado desató el placer. La acosté sobre la cama y tracé un camino de besos comenzando en su boca, pasando por su cuello y sus senos. Chupé sus pezones con suavidad, una suavidad acompañada de hambre, hambre de ella. A continuación los lamí con la punta de mi lengua marcando sus contornos, gimió suavemente y acarició mi espalda con calidez. - Afff sabes lo que me encanta, con eso podrías ganarte por completo mi perdón - y sonrió traviesamente, mi diabla, mi niña mala. - Claro que sí - susurré, mordí su vientre una y otra vez, cada mordisco un poco más bajo que el anterior. Separó sus piernas completamente hasta poder montarlas sobre mis hombros - Dale papi, dame bien rico - En nuestro tiempo juntos, ya sabía qué y cómo le gustaba. Di inicio a su placer, lamí, besé y mordí cada rincón, su vientre esparcía calor delicioso al resto de su cuerpo y se concentraba en su entrepierna, las sensaciones que experimentaba al chupar y lamer su clítoris eran alucinantes, arqueaba su espalda, agarraba mi cabello y lo desordenaba, gemía tan fuerte como le era posible y mi excitación estaba al borde de mi control. Detuvo su respiración y su vientre se llenó de contracciones fuertes, provocándole un orgasmo placentero que inundo su conchita de muchísima más humedad. Lamí un poco más sus jugos y me acomodé, penetrándola para seguir con su placer y saciar mis ganas...


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Yo acababa de llegar, durante todo el día había estado un poco excitado, imaginándola y deseándola muchísimo. Estaba preciosa, arreglándose y preparándose para salir. - ¿Adónde vas? - Le pregunté con un gesto de aparentes celos - Saldré con mis amigas, ya pronto llegarán. ¡Te lo había dicho! - respondió sonriendo y semi-sorprendida - No te he dado ningún permiso que yo recuerde - dije continuando el juego - ¡Já! ¡Soy soltera y hago lo que quiera! - contestó antes de echarse a reír a carcajadas, porque sabe que sería castigada. Tomándola con mis manos en sus costados rápidamente se rió con más fuerza. Ella estaba sentada frente al espejo del tocador - Con qué soltera ¿Eh? ¡Ni siquiera en tus sueños! ¿Me entiendes? - abracé su cintura rodeándola con mis brazos. Al terminar de bromear pronunciando las palabras entre dientes, mordí su cuello que temblaba por su forma de reír. Empecé a trazar un camino de besos por su hombro mientras sentía su aroma, cada una de mis manos apretó sus senos. Mi nariz resopló en su nuca aquel aire caliente que la calentó un poco - ¡Hey, para! debo irme - articuló con sus ojos cerrados... - Ok, si tienes que... - dije mientras liberaba su cuerpo. Retrocedí unos cuantos pasos hacia atrás, quité mi camiseta, también mis zapatos sin soltar los cordones y por último mi pantalón con el bóxer. La cercanía al abrazarla mientras bromeamos me excito bastante y lo tenía algo erecto. Pudo verme en el espejo así, mordió su labio inferior, se puso de pie e intento salir por la puerta de la habitación - ¡Oye, tengo que irme! - dijo entre risas cuando casi llegaba a la puerta. Alcancé a agarrarla de un brazo - De aquí no sales a ninguna parte - le susurré, al momento que pegaba su cuerpo completamente al mío. Sintió mi erección endureciéndose contra sus piernas, mientras que las sensaciones que nos invadían a ambos por ese beso apasionado que compartíamos ahora. Mi mano descendió de su espalda a su culo, el cual apreté y subí el vestido corto que traía puesto, bajé su ropa interior y la agarré con más fuerza. Metí mi lengua en su boca y se enredaba con la suya, nuestras respiraciones eran rápidas y los latidos aumentaban. Mi erección se acomodo en entrepierna y moví mi cadera como si la penetrará, rozando así su sexo. Ella misma bajó su ropa interior hasta que cayeron hasta sus tobillos, la mano que tenía en su trasero viajó a su sexo, esos labios que comenzaban a tener un pequeño rastro de humedad, pase mis dedos entre ellos y luego os metí, moviéndolos en círculos dentro de ella. Nuestro beso nunca terminó, antes cada vez nos encendía más y más. Con su mano derecha tomó mi pene y lo puso en la entrada de su placer, se lo metí con muchas ganas y allí de pie comenzamos a desahogar esas llamas que me habían incendiado durante todo el día y que ahora la quemaban a ella. La embestía con ganas una y otra vez, con fuerza durante un par de minutos, el placer me llevó a hacérselo a más velocidad, sonando así los líquidos de ambos que se mezclaban en una danza placentera y riquísima, al estar a punto de explotar sobé mi pelvis contra su clítoris para provocarle placer inmenso sin dejar de darle con toda mi pasión... un orgasmo fuerte me recorrió, extendiéndose desde mis genitales a todo mi cuerpo. Ella quedo muy excitada, con ganas de mucho más. Su móvil sonó justo en ese instante, era su amiga, lo arrebaté de su mano sin violencia alguna y le dije a su amiga - Lo siento, no podrá ir porque se lo voy a hacer toda la tarde - Justo en ese momento corté la llamada, mi princesa con esa cara de anonadada que se mezclaba aún con lo excitada que estaba por la forma en que le hablé a su amiga. La besé sin dejarle pronunciar ni un sonido. Ahora venía el turno de su placer para continuar después con el de ambos nuevamente...


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- ¿Qué más quieres de mí? - me cuestionó... mi vientre frente al suyo, mis manos a ambos lados de su cadera y mi frente posada sobre la suya. - De ti quiero todo... - respondí. Callamos durante varios segundos, en los cuales me perdía en su mirada - Te amo. Hoy en especial, *quiero morir en tu piel, quiero beberme tu vida, quiero llenarte de amor... Quiero bañarme de ti, quiero poseerte de por vida, quiero sentirte latir de arriba abajo, de abajo arriba, hora tras hora, día tras día*. Eso quiero - mientras me escuchaba atenta, no pudo esconder esa hermosa sonrisa que se colaba entre sus labios. La sonrisa que puede encantar hasta al hombre más sensato... la sonrisa de una mujer enamorada. Abrazó mi cintura con ambas manos, eliminando hasta el más pequeño espacio que había entre nosotros. Cerró sus ojos, unió sus labios a los míos. Aquel beso lento, detenía el tiempo alrededor, y no solo el tiempo, también nuestras respiraciones. Poco a poco el deseo fue apoderándose de nuestros cuerpos, mis manos descendieron a su trasero, acariciándolo y apretándolo al mismo tiempo que nuestras lenguas se unían al beso, ahora más rápido, como si quisiéramos comernos. Sus manos desabrocharon uno a uno los botones de mi camisa, y las mías le llenaban de caricias el cuerpo, provocando un incendio por toda su piel que se extendía a su vientre. Las ganas aumentaron en pocos segundos, haciendo que nos desnudáramos con mayor rapidez. Quité su sostén y sus pezones preciosos saltaron a la vista, mi mano izquierda le dieron atenciones deliciosas sin que mi boca dejará de jugar con la suya. - Uhhhhmmm - sonó desde el fondo de su garganta, como una especie de gemido que exclamaba que necesitaba placer y que lo necesitaba ahora. Me arrodillé ante ella y bajé su ropa interior mientras mordía la parte delantera de sus piernas, muy cerca de su sexo y luego bajando hasta casi morder sus rodillas. Me puso de pie y bajó mi bóxer sin arrodillarse, solo inclinándose frente a mí, con besos por mi vientre. Mi erección saltó frente a su rostro al librarle de su cobertura, lo tomó con su mano y me masturbó, moviéndolo con su mano cerrada sobre él, desde la punta hasta la base durante un tiempo, y su otra mano la llevo hasta su vagina y comenzó a acariciarse. Ambos necesitábamos más... la enderecé, y con fuerza recorrí su piel, excitándola. Recostándola sobre la cama, boca abajo, se dejó llevar, yo dirigía a mi gusto. Me posé sobre ella y sobé mi piel contra la suya, llenándonos de más ganas - ¡Házmelo Amor! ¡Házmelo ya! - rogó deseando sentir más. Tomé su seno en mi mano, lo aruñé y tome con la punta de mis dedos su pezón, que retorcí suavemente. Era delicioso jugar con mi pene en la entrada de su vagina y jugar con su busto de esa manera, elevó su cola tratando de que la penetrara, sus ansías crecían con esas ricas sensaciones. Pude sentir cuando la penetraba que estaba mojadita, lentamente lo deslicé en su interior, ambos retuvimos la respiración mientras sentíamos el cielo entre nuestras piernas. Se lo metí todo, rocé mi pubis contra sus nalgas tratando de meterlo más a fondo... - ¡Qué rico! No vayas a par... - gimió, pero callé sus palabras con ese beso cargado de lujuria, en el preciso momento en que empezaba a hacérselo con pasión. Embistiendo su trasero con ganas de nunca detenerme, el sonido de la piel chocando al momento de hacer el amor no tiene igual. Esas cosquillas invadían su estómago, y a mí me dominaban por completo, los dedos de mis pies se tensionaban y se lo hice con más fuerza... sus gemidos, mis jadeos y el beso provocaron que un intenso orgasmo recorriera su cuerpo inundándolo de placer, rico placer inigualable, las contracciones de su sexo sobre mi miembro me hicieron explotar como nunca antes dentro de ella. El sudor en nuestros cuerpos daba paso al relajamiento haciéndonos sentir en el paraíso. El beso fue la culminación de mi muerte en su piel... 

Fragmento tomado de la canción: *'Quiero morir en tu piel' de Willy Gonzales* - Cada martes una fantasía mezclada con una canción, / http://www.youtube.com/watch?v=XXmgJw3YFko


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Sabía que fueron sus errores los que les llevaron a alejarse... por aquellos días tuvo muchos problemas, no lo usaba como excusa pero... en fin. Se enteró que ella estaba saliendo con alguien más y le dolió lo suficiente para no seguir esperando más. Se atrevió a buscarla de nuevo y al verse, se quedaron en silencio, sorprendidos, durante varios segundos. - Hola - Inició la conversación él. (siempre entre ellos había más que solo amor, fuego sería una definición más acertada) - ¿podemos hablar un momento? - Iba a dar un paseo... pero bueno, un momento solamente - le contestó. Entró, luego lo invito a pasar. Se dirigió a la cocina y el la siguió. El ambiente no era raro, era algo tenso, pero nunca raro. Hablaron de cosas sin importancia durante algunos minutos... - ¿Has venido solamente a saber cómo he estado? - preguntó ella, sabiendo que no era lo que buscaba. - Te Amo, lo sabes. Me haces mucha falta - antes que ella pronunciara alguna palabra, continuo - *¿Dime si él te conoce la mitad? ¿Dime si él tiene la sensibilidad de encontrar el punto exacto donde explotas al amar?* - se acercó hasta quedar frente a ella y la tomo de las caderas, no quería resistirse, a pesar que su mente le gritaba que lo hiciera - *¿Dime si él te ama la mitad de lo que te ama este loco que dejaste en libertad?* - le susurró al oído y el viento proveniente de su boca, cálido en el cuello y oreja de ella la excito más de lo que ya estaba. Ambos estaban en una especie de encanto, se deseaban como desquiciados y no reaccionaban ni les importaba nada más, solo ese momento. Le beso el cuello y las manos en sus caderas apretaron su carne. Descontroló todo en ella, lo besó y ambos se incendiaron en pasión. Las caricias de ambas partes eran provocativas, los besos sugestivos y no podían soportar más las ganas. La ropa fue cayendo al suelo. él besaba su cuello, bajaba a sus senos y se ensañaba en sus pezones, las manos de ella le despeinaban con ansías de devorarle. Esa mano que ella tanto extrañaba ahora estaba tocando su sexo, pasando sus dedos entre sus labios y acariciando de la manera que solo él sabía hacerlo. El otro brazo le rodeaba la espalda acercándola por completo sin dejar ni un solo milímetro entre los cuerpos. El sudor se presentaba entre ellos anunciando la locura. Sus brazos rodearon el cuello de él a la par que se unían en un beso apasionado, hambrientos el uno por el otro, necesitaban placer, pero no cualquier placer, sino aquel que solo ellos sabían proveerse. Con su brazo varonil levantó la pierna izquierda de ella, y sin usar sus manos comenzó a pasar la punta de su pene por su vagina húmeda, ... el placer del roce para ambos fue increíble, la cadera de ella se movía involuntariamente y pequeños temblores la invadían recorriendo su cuerpo, sus pezones se endurecieron y su mirada clavada en los ojos de él. Al metérselo no hubo ya más espera, empezó a penetrarla con fuerza y ganas sin medida. La piel chocando era un aumento al morbo de verse desnudos, de pie, haciéndolo como nunca. El placer no se podía comparar... - Más rápido, más duro, más!! - gimió ella entre los mordiscos que le daba al mentón y cuello que tanto deseo y extraño. él estaba extasiado de placer y no quería parar, oírla pedir eso entre gemidos lo lleno de más placer, le sostenía aquella pierna y se lo metía más profundo y más rápido... los sonidos... los líquidos mezclados... el sudor... la piel uff. Ella gemía sin detenerse ahora y él jadeaba con su respiración al máximo. Un orgasmo recorrió todo el cuerpo de ella, llenando de convulsiones su vientre y contracciones la mayoría de músculos de su cuerpo, al mismo tiempo que el clímax más placentero lo inundaba eyaculando dentro de ella, llenando su interior de una calidez deliciosa... 

- Oscar -